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Rubén "el Indio" Sierra, el salsero del Dream Team de 1995

A 25 años de su participación con los Senadores de San Juan en la Serie del Caribe de 1995, Rubén “el Indio” Sierra piensa más en la salsa que en el béisbol.

“¿Qué te puedo decir? Yo no estoy jugando, ahora mismo lo que yo estoy haciendo es la música. Ya yo estoy retirado del béisbol”, dice.

Ya “el Indio” no es el saco de papas que reclutó el legendario caza talentos, Luis Rosa. Ahora, el cuatro veces todos estrellas en las Grandes Ligas es un salsero de pies a cabeza, que trata de vivir la música a tiempo completo y sin quitarse la boina.

“El disco nuevo ya está afuera. Se llama ’Regresé de donde nunca me fui’ y está en todas las plataformas digitales”, añade “el Indio”, recordándole a la prensa que, a sus 54 años, está dando palos musicales, particularmente en Colombia, país que ya considera su segunda casa. Con este ya son cuatro discos.

Pero “el Indio” tiene muy viva y latente la memoria del Dream Team del 1995. Aquello fue un orgullo muy grande como para olvidar un solo detalle, según cuenta en los pasillos del Estadio Hiram Bithorn, previo a la ceremonia en la que se reconocerá aquella participación histórica que reunió la crema de la crema de una generación de ensueño.

“Fue una reunión de peloteros estrellas, de Grandes Ligas, que se dio ese año por la huelga. Defendimos a Puerto Rico con mucho honor. Yo sí creo que ha sido el mejor equipo en el que he jugado, porque la mayoría éramos estrellas de las Grandes Ligas”, señala con la seguridad de un macetero que pegó más de 300 jonrones en las Mayores.

Cuando se le pregunta al “Indio”, por ejemplo, lo que significó batearle a José Rijo y a Pedro Martínez en una Serie del Caribe, no come cuento. Con la clásica pinta de salsero vieja escuela, la saca del parque con piquete, cual perreador luego de desaparecer una pelota a swing completo. Poquísimo importa el hecho de que Martínez sea hoy un inmortal del Salón de la Fama de Cooperstown.

“Pues nosotros les bateamos. A uno le ganamos dieciséis a cero, ¿y al otro fue qué? ¿Nueve a tres? Les bateamos”, suelta con humildad “el Indio”. Sí, con humildad, porque le sale natural, como aquel swing criminal con el que selló el triunfo de los Yankees de Nueva York en el primer partido de Serie Divisional ante los Marineros de Seattle, en la postemporada de 1995.

Aprovecha para recordar que no puede haber excusas para nadie cuando se habla de la Serie del Caribe de 1995, porque todos los ligamayoristas que participaron en aquel evento estaban pasando el Niágara huelgario (1994-1995) en la misma bicicleta.

“Claro está, [los que perdieron contra el Dream Team] van a decir que no practicaron, que no esto, que no lo otro… Pero comoquiera les ganamos. No pueden inventar con eso”, sentenció.

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