El éxito que compartieron fue inigualable. Su divorcio, inexplicable. El reencuentro, inevitable.
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Tom Brady y Bill Belichick escribieron juntos algunos de los capítulos más importantes en la historia de la NFL — seis Super Bowls, 17 títulos divisionales, 219 triunfos en campaña regular y 30 en postemporada — durante sus 20 años en Nueva Inglaterra. El domingo, sin embargo, se verán las caras por primera vez desde lados opuestos del emparrillado.
Brady y los Buccaneers de Tampa Bay (2-1) viajan a Nueva Inglaterra para enfrentarse a Belichick y los Patriots (1-2) en un duelo anticipado desde que la NFL dio a conocer su calendario en mayo pasado.
No es un partido más. Sin importar lo que digan los protagonistas.
“Estoy entusiasmado de ir a jugar fútbol americano y tratar de reencontrar el camino de la victoria”, declaró Brady. Sé que es contra un equipo para el que jugué 20 años y sé que es un equipo de calidad y una gran organización y una gran franquicia, pero haré todo lo posible por mantenerme como siempre”.
No va a ser sencillo. No con todo lo que hay en juego. No es solo un triunfo más, o el derecho de alardear o tener la vara más alta al momento de decidir — si acaso es posible — quién tuvo mayor peso en la construcción de la dinastía más exitosa en la historia de la liga.
Brady llega al encuentro requiriendo apenas 68 yardas aéreas para anotar su nombre en otro récord, el de más yardas por pase en la historia de la NFL (Drew Brees, 80.358). También llega con la posibilidad de convertirse en el cuarto quarterback con una victoria ante 32 franquicias distintas, además de que tiene la posibilidad de ser el cuarto pasador en derrotar en su primer enfrentamiento al entrenador con el que ganó un Super Bowl… o seis.
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A fin de cuentas, Brady sabe a lo que se enfrenta. Y Belichick sabe que Brady lo sabe.
“Sin duda Tom tiene un conocimiento íntimo de todo lo que hacemos aquí, más que cualquier otro jugador de la liga hasta ahora. Así que estoy seguro que lo usará a su favor. Esperaría que lo hiciera”, señaló Belichick. “No creo que nos convenga salir y cambiar todo lo que hemos hecho este año. Lo que necesitamos hacer es seguir haciendo lo que hacemos, y hacerlo mejor. Eso nos ayudaría más que cualquier otra cosa”.
Probablemente se refiere a los problemas para encontrar la zona de anotación con el quarterback novato Mac Jones al frente de una ofensiva que promedia apenas 18 puntos por encuentro y que ha regalado cinco balones en sus dos derrotas de la campaña.
Jones tendrá que dar un gran salto para mantener al ataque de los Patriots al paso de unos Bucs que luego de tres semanas tienen a la ofensiva más productiva de la NFL con 34,3 puntos por partido.