Tal y como se ha expresado en reiteradas ocasiones, Marte es el planeta que más ha estado bajo la observación de los científicos. La mirada constante de las agencias espaciales sobre el planeta rojo atiende a la posibilidad de vida sobre este planeta. Aunque hay dos opciones: hubo vida hace millones de años o habrá en un futuro lejano. Sea cual sea la conclusión, la ciencia cada día aplica más métodos para su estudio. Un claro ejemplo de esto es la Inteligencia Artificial (IA), que podría facilitar la rigurosa investigación del cuerpo celeste.
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Así como lo están leyendo, la Inteligencia Artificial ya le “dio una mano” a la NASA mientras investigaban Marte. Se trata de la identificación de unos cráteres pequeños que, al ojo humano, habrían sido difíciles de detectar. Entonces hay una esperanza en la agencia espacial, pues quieren automatizar este proceso y que lo haga siempre la IA.
Los cráteres de Marte
Estos cráteres de Marte fueron identificados por el Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA. Desde du propio portal relataron la historia de la creación de estos huecos sobre la superficie del planeta rojo. “En algún momento entre marzo de 2010 y mayo de 2012, un meteoro atravesó el cielo marciano. Este se rompió en pedazos, estrellándose contra la superficie del planeta. Los cráteres resultantes eran relativamente pequeños”, escribieron.
Específicamente estos cráteres tienen una medida de unos cuatro metros aproximadamente. Entonces, aunque no es imposible de ver con el ojo humano, resulta complicado. Detallan en el mismo portal que los científicos tendrían que estar viendo durante 40 minutos las imágenes que entrega el Mars Reconnaissance Orbiter.
Con la intención de evitar el engorroso proceso, que quita mucho tiempo, desarrollaron un algoritmo capaz de clasificar los cráteres a través de las imágenes. Fue un proceso en el que enseñaron a la máquina, primero, a conocer el paisaje de Marte. Después segmentaron las regiones que tiene que mirar el dispositivo, previo estudio de impactos conocidos sobre la superficie. Y finalmente el programa lanza una alerta sobre los posibles hallazgos.
“La IA no puede hacer el tipo de análisis experto que puede hacer un científico. Pero herramientas como este nuevo algoritmo pueden ser sus asistentes. Esto allana el camino para una simbiosis emocionante de ’investigadores’ humanos y de IA que trabajan juntos para acelerar el descubrimiento científico”, dijo el científico informático del JPL Kiri Wagstaff.