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¿3I/Atlas no viene solo? Nuevas imágenes mostraron hallazgos en su “anticola”

¿el objeto interestelar está acompañado por misteriosos compañeros?

Imagen de 3i/Atlas de Paul Craggs, en mejor calidad que la NASA
Imagen de 3i/Atlas de Paul Craggs, en mejor calidad que la NASA Imagen de 3i/Atlas de Paul Craggs, en mejor calidad que la NASA

En el espacio profundo, todo puede pasar… incluso que un cometa tenga su propia pandilla de seguidores invisibles. Eso es lo que sugieren las últimas observaciones del objeto interestelar 3I/ATLAS, cuyas imágenes posteriores al perihelio han revelado un intrigante “brillo en forma de lágrima” apuntando directamente al Sol. Y no, no se trata de un efecto óptico.

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Un cometa con forma rara… y comportamiento aún más raro

Durante noviembre de 2025, el telescopio Hubble captó una extraña elongación en la coma de 3I/ATLAS, esa nube de gas y polvo que envuelve su núcleo.

Lo curioso es que este brillo tiene una forma alargada, como si el cometa estuviera dejando una especie de estela apuntando hacia el Sol, y no en la dirección contraria, como suele pasar con las colas clásicas.


¿La explicación? Una aceleración no gravitacional detectada por el sistema JPL Horizons. Aunque es pequeñísima (solo 0,0002 veces la fuerza del Sol), es suficiente para que los astrónomos empiecen a levantar las cejas.

Esta aceleración se comporta igual que la gravedad solar, lo que implica que 3I/ATLAS está siendo empujado ligeramente en dirección opuesta al Sol, como si algo lo estuviera frenando o desviando.

¿Y si esa forma de lágrima fuera una nube de objetos?

Aquí es donde la historia se pone interesante. Los científicos especulan que esa forma de lágrima podría no ser una simple emisión de gas. Podría tratarse de un enjambre de pequeños objetos que orbitan cerca de 3I/ATLAS, pero que no comparten su aceleración.

¿El resultado? Mientras el cometa se aleja del Sol por esa misteriosa fuerza, sus acompañantes quedarían un poco más atrás… exactamente en esa posición desde donde se ve la elongación brillante.

Estamos hablando de una posible comitiva espacial de rocas, hielo o quién sabe qué, siguiendo a 3I/ATLAS como un enjambre sincronizado.

¿Una cuestión de luz… o de origen?

Un detalle clave es que este enjambre reflejaría gran parte de la luz solar, lo que explicaría el brillo visible en las imágenes. Los cálculos sugieren que si esta “comitiva” fuera solo el 0,1% de la masa del cometa, su área superficial podría ser ¡100 veces mayor!

Lo suficiente para generar esa luminosidad sin necesidad de que el cometa se esté desintegrando.

¿Qué son estos objetos? ¿Fragmentos expulsados? ¿Polvo cósmico bien organizado? ¿Algo artificial? Por ahora, nadie lo sabe. Pero la teoría cuadra tan bien que ya se está considerando seriamente.

Una anticola con actitud… y preguntas sin respuesta

Lo más fascinante es que la forma en lágrima persiste incluso ahora que 3I/ATLAS se aleja del Sol, lo que sugiere que la fuente del fenómeno no es temporal ni producto de un simple efecto térmico.

Si estos objetos no se están evaporando ni desintegrando como ocurre con otros cometas, entonces podríamos estar frente a una estructura persistente, una especie de nube que acompaña al cometa en su viaje interestelar.

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La gran pregunta que deja esta teoría es simple pero poderosa:¿Qué rayos son estos objetos y por qué están ahí?

       

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