CIUDAD DE GUATEMALA - La residencia de Ricardo Arjona en Guatemala, “Lo que el seco no dijo”, se convirtió en mucho más que una serie de conciertos. Para muchos de sus seguidores, representó una experiencia transformadora y un escaparate poderoso para mostrar al mundo la identidad, la cultura y las bellezas naturales del país. También sirvió para visibilizar el talento de emprendedores creativos, artesanos y artistas en múltiples manifestaciones.
Desde distintas regiones del país, así como del extranjero, llegaron fanáticos con ilusión de vivir esta celebración en la tierra del artista. “Gané un concurso para venir a esta maravillosa experiencia con Ricardo. Estuvimos en Ciudad de Guatemala, en el Lago de Atitlán y hoy aquí en la residencia. El grupo es increíble y nos han recibido de una manera fenomenal”, compartió emocionada Angélica Cepeda, de Chile.
Otros seguidores nacionales destacaron el valor simbólico de ver a Arjona unir a los guatemaltecos y proyectar una imagen positiva del país. “Venimos desde Cobán, Alta Verapaz, a ver a nuestro amor”, contaron entre risas. “Es la forma de unirnos, de probar que Guatemala, sí, puede hacer cambios positivos. Eso es lo que más nos gusta”.
La emoción era palpable y personas expresaron la dificultad de conseguir entradas para el evento que se celebró en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias. “Hubo tanta demanda que apenas logré mi boleto. Pero estoy más que emocionado porque Arjona no solo hizo conciertos, sino que ha aportado al bienestar de la sociedad. Tiene su fundación y ha ayudado a muchos niños”, comentó otro fanático mientras mostraba la mercancía oficial adquirida como recuerdo.
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Los asistentes destacaron que la compra del merch oficial no solo era un gesto de apoyo al artista, sino también un aporte directo a la Fundación Adentro, que trabaja con comunidades vulnerables. “Quise aportar un granito de arena en la escuela que él tiene. Compré una vela autografiada, como las del concierto ‘Hecho a la Antigua’, y me siento feliz de contribuir”, dijo otro chapín, sosteniendo con orgullo su vela firmada.
Entre los emprendedores que participaron de esta experiencia, se encuentra María José Parés, vendedora de dulces típicos, quien relató el momento en que, de manera inesperada, Arjona visitó su tienda El Sombrerón y quedó cautivado con los sabores que le recordaban a su infancia. “Estos dulces son un reflejo de la conexión con su país y sus tradiciones”, expresó Parés a Metro Puerto Rico. Aquel encuentro inspiró una colaboración especial: una caja edición limitada con los dulces favoritos del artista, creada exclusivamente para la residencia. Un recuerdo con sabor auténtico para los fanáticos que lo acompañaron en esta etapa única de su carrera.
Asimismo, la diseñadora guatemalteca Vitto Murga, encargada del vestuario del artista y del merch exclusivo, destacó, a este diario, el impacto que generan las ventas de la mercancía destinada a apoyar la fundación del cantante.
La plataforma Mundo Arjona también ofreció experiencias exclusivas durante la residencia. Una de las más conmovedoras fue la invitación a que los miembros llevaran una fotografía de su infancia para colgarla en paredes especialmente habilitadas en el segundo nivel del teatro. Con el paso de los días, ese espacio se llenó de rostros de niños, recuerdos, sonrisas y fragmentos de vida que convirtieron el lugar en una galería viva de emociones. Fue un gesto profundamente simbólico, un recordatorio del mensaje más íntimo del artista: volver al niño interior y a esa felicidad esencial que todos aspiramos recuperar.
Más allá de lo musical, la residencia abrió una conversación necesaria sobre el potencial de Guatemala en turismo cultural, religioso, gastronómico y de naturaleza (Antigua, Atitlán, Tikal), así como sobre la importancia de continuar impulsando esfuerzos para erradicar las brechas sociales y la desigualdad que aún marcan a gran parte de la población. Un mensaje que Arjona refuerza desde el escenario con su voz y obras sociales.