Se llegó la fecha tan anhelada por los fans. Stranger Things 3 tuvo su esperado estreno a través de Netflix justo a tiempo para el fin de semana del 4 de julio.
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La primera temporada, aún con todos sus detalles y tropiezos, se las arregló para convertirse prácticamente en un objeto de culto.
Pero la segunda entrega de esta saga nos dejó con un sabor extraño de boca. Ya que se corrigieron varios de los problemas, pero a la vez se generaron nuevos detalles; todo por la fijación de darle un tono más solemne y oscuro.
De modo que la expectativa con Stranger Things 3 era bastante grande. La trama sabíamos que se situaría en 1985, el año más representativo de la década de los 80; y la trama desde el primer avance prometía algo aún más trepidante.
Ahora, hemos visto los ocho episodios que componen la tercera parte de esta historia y tenemos varios comentarios.
Porque sí, Stranger Things 3 es lo más grande que le ha sucedido a Netflix. Pero también acumula y arrastra demasiados detalles como para sentirla como una serie consistente, balanceada y perfecta.
Los aciertos de Stranger Things 3
Para empezar, Stranger Things 3 no es una tercera temporada de una serie de TV. No. Se siente más como la tercera parte de una trilogía de películas, donde cada una de las cintas dura casi ocho horas.
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Los personajes principales siguen ahí, pero no son los mismos. Los hemos acompañado en su trayectoria y evolución. Igual que con el equipo de producción. Donde han explorado ritmos, tonos, estructuras y abordajes en su historia para aquí por fin encontrar su versión más afinada hasta el momento. Aunque no sea impecable.
Tal vez, la mayor virtud de Stranger Things 3 es que deja de tomarse un poco en serio. Y abraza lo retorcido de su planteamiento, sin miramientos, ni consideraciones por los absurdos.
Al contrario, cada planteamiento sobrenatural y bobo se convierte en una excusa perfecta para que los personajes sean ellos mismos y lleven al extremo más entretenido cada situación.
Similar a como hizo la franquicia de Fast & Furious a partir de la quinta película. Estos nuevos episodios son un festival de giros y giros en la historia que sólo deleitan al público, gracias a que ya nos encariñamos con los personajes.
Netflix no escatimó un solo centavo para la producción de esta nueva entrega. Cada toma delata que hay bastante tiempo dedicado al montaje de esta historia. Para lograr algo único con un estilo propio.
Donde las actuaciones (con nuevos y geniales integrantes al reparto), los diálogos, la edición, la iluminación, fotografía, los efectos digitales y prácticos se alinean para conjurar este universo con una identidad única.
Y podrían ponérsele muchos peros al trayecto. Pero el episodio final es tal vez uno de los mejores momentos de toda la TV en 2019.
Los problemas de Stranger Things 3
El problema más molesto, aunque sea el menor a la larga, es la actitud descarada de la producción. Donde se percibe que efectivamente gastaron muchos billetes en grabar estos capítulos; y sospechamos que lo hicieron gracias a una importante cantidad de acuerdos comerciales.
El caso más obvio y fastidioso es el de Coca Cola. 1985 fue el año donde intentaron relanzar la bebida con su infame New Coke. Y la compañía aprovechó la coyuntura para explotar al máximo la serie y meter toneladas de product placement de varios capítulos.
En un punto la desfachatez llega a tal grado que hay una escena donde le dedican más de minuto y medio a hablar únicamente de lo genial que es la New Coke. Mientras el resto de la historia queda suspendida.
Sin embargo, ese no es el mayor punto de conflicto para quienes buscan sentir que Stranger Things 3 es impecable.
La realidad es que la serie sigue fiel a sus reglas de estructura, ritmo y turnos para contar cada subtrama; tal vez lo hace demasiado y la fórmula se empieza a sentir repetitiva, un tanto desgastada, hasta mecánica en su articulación.
Por lo tanto, algunas secuencias que se supone deben ser divertidas, cómicas, de pura nostalgia retro, emotivas o con dosis de alto drama para llorar, por ratos también se sienten como un trámite, un punto tachado en la lista de ingredientes en la fórmula, para avanzar de casilla en el tablero hacia el desenlace.
Parte del juego natural de esta serie es que existan múltiples subtramas con distintos personajes que se intercalan para llegar a su punto de colisión en la recta final.
Hacia la mitad de la temporada se vuelve perfectamente predecible el adivinar cuál será el escenario final para Stranger Things 3.
Ese no es un problema en realidad. Pero por momentos dan bastantes rodeos a la resolución de dichas subtramas; lo que genera varios minutos de paja y escenas innecesarias.
El tiempo acumulado por todas esas divagaciones e historias que no llegan rápido al punto de resolución fácil podrían ahorrarle al espectador en conjunto la duración de uno o hasta dos episodios enteros.
Hubiera sido más consistente y sólido que Stranger Things 3 contará su historia con ese ritmo trepidante; y sin obligar a sus personajes de tomar decisiones absurdas, o repetir lo mismo una y otra vez; sólo para tener el margen de articular el desenvolvimiento de las demás líneas paralelas.
Algunas de las historias contadas aquí son más interesantes que otras. Pero la producción se obstina por querer darles el mismo peso y tiempo en pantalla.
Encima, no toman demasiados riesgos.
En conclusión
Stranger Things 3 es muy superior a la entrega anterior. Tiene una historia fuera de toda proporción y bastante entretenida. Lo que garantiza muchas horas de diversión para los fans.
Los espectadores casuales probablemente sufran sin intentan ver todo en un maratón. En especial por la cantidad de vueltas y divagaciones de algunas subtramas.
Pero visto a un ritmo lento, con tal vez un par de episodios por semana, puede ser mejor.