La alcaldesa de Loíza, Julia Nazario Fuentes, anunció que hoy, viernes el Municipio auspiciará una clase se bomba con el doctor William Cepeda, loiceño nominado a los premios Grammy y director de la Banda Municipal Loíza Renace. La clase se transmitirá en vivo a las 4:00 de la tarde por la página Municipio de Loíza en la red social Facebook.
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El afamado jazzista estará acompañado por la profesora Maribella Burgos, gestora cultural y directora artística del Junte Loiceño, entidad que agrupa lo más granado de los practicantes del baile y la música de bomba, originario de las orillas del Río Grande de Loíza. Además formarán parte de la iniciativa los jóvenes Erimar Benítez Burgos, Hashlye Pérez y Jorge L. Dávila.
“En vista de la realidad que vivimos por nuestra salud y debido a la amenaza del Covid-19, vamos a aprovechar este espacio cibernético para todos puedan aprender los principios de la bomba nuestra, con todas las protecciones de salubridad recomendadas médicamente. Ya llegará el día en que luego podremos juntarnos a bailar en comunidad, como lo hemos hecho durante años”, detalló la alcaldesa.
Precisamente en el 2019, Loíza conmemoró el 300 aniversario de su fundación como pueblo, aunque sus orígenes como asentamiento humano datan de muchos siglos atrás. “Lo que vamos a hacer mañana es una presentación educativa sobre los distintos ritmos de la bomba, piquetes, la historia. Aprovechamos que la gente está en sus casas para que bailen un poquito y los que no conocen, vayan aprendiendo”, expresó Cepeda, quien además de ser compositor y productor, ha sido trombonista de diversas formaciones de jazz. Su extensa labor cultural ha incidido sobre la fusión de este tipo de música, de raices afrocaribeñas, con ritmos propios del folklore musical puertorriqueño.
Una de las descripciones más atinadas de dicho ritmo antillano fue publicada por la periodista Lauren Du Graf en el New York Times en el año 2018.
“Los percusionistas golpean los tambores hechos de barriles para ron cubiertos con piel de chivo mientras un cantante dirige un coro, que repite al unísono una frase en respuesta a la suya. De entre la multitud, aparece un bailarín, tocando el ala de un sombrero imaginario para saludar al percusionista principal. Este gesto indica que la bomba ha comenzado. Este intercambio juguetón entre los bailarines, los cantantes y los percusionistas es la columna vertebral, en cuanto a ritmos se refiere, de los afroboricuas. Se desarrolló en el siglo XVII, cuando los españoles aún gobernaban, y es una de las tradiciones musicales más antiguas de la isla”.