Desde que la acusada federal Lady Kelehr cerró cientos de escuelas, hay muchos estudiantes que tienen que moverse a sitios lejanos a estudiar.
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Por eso, el transporte se ha vuelto muy importante.
O sea, a la escuela se llega en guagua, en carro, a pie o… ¡a caballo!
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Aquí vemos un magnífico ejemplo de un joven muy aplicado que no quiso quedarse sin ir a clases y le llegó como todo un Don Quijote en Rocinante.
Veamos: