Contexto

Guia del gobierno de Pe Erre para manejar emergencias

Estos muchachos nos dan mucha confianza...

Si hay algo que el gobierno de Puerto Rico nos ofrece cada vez que ocurre una emergencia es CONFIANZA… ¡’eguuuuuuuurrrrooo!

Hace algunos años cada vez que ocurría una advertencia de huracán, el protocolo era que el gobernador y los miembros del gabinete salían a dar una conferencia -todos vestidos con un raincoat- para decirle al pueblo que todo estaba en orden, que había gasolina para seis meses y que se mantuvieran tranquilitos en sus casas comiendo atún con galletas Export Soda. Por suerte, muchos de esos fenómenos atmosféricos no nos tocaron… hasta que llegó María, el huracán que nos partió de la’o a la’o. Sigue vivo en la memoria colectiva cuando el gobernador, los jefes de agencia y los políticos del PNP salían a decir embustes de que “la ayuda estaba fluyendo”, “que no escaseaba nada” y que esto era, olvídate, un jangueo en Punta Cana (pero sin luz, ni agua ni comida caliente); al parecer, estos muchachos que nos gobiernan estaban viviendo en la isla de la fantasía.

A finales de diciembre de 2018 comienza a temblar la tierra, y el 6 de enero varios pueblos del sur sintieron el dembow de las placas tectónicas al moverse; mientras habían miles de afectados en Guánica, Guayanilla, Yauco, Peñuelas y Ponce, la gobernadora estaba entregando bolas y juegos de mesa en una actividad del Día de Reyes, porque si hay algo más importante que las vidas humanas lo es una buena oportunidad para tirarse fotos que se usarán en la campaña. Al otro día, tembló todo Puerto Rico, y aquí “se jod*ó la jodie**a” porque se fue la luz, no había mucha información y los boricuas estaban a ley de que cayera un trueno pa’ que infartaran por culpa de los nervios. Ya sabíamos que no podemos contar con el gobierno para mucho (si eso no lo sabía, usted nunca había ido a un Cesco antes de María), pero ahora también nos cae la amenaza del coronavirus y aquí lo han manejado tan “a lo loquis” que parece una comedia de errores. Hoy en El Calce vamos a presentarle la guia del gobierno para manejar emergencias.

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1. Al surgir la noticia de que ocurrirá un fenómeno atmosférico o propagación de un virus: el gobierno lo primero que hace es ignorar la situación y dejar todo en manos de Dios. Por muchos años los huracanes nos daban una leve rozaíta, y seguían con fuerza a darle con todo a Cuba o Haití, cosa que hacía sentir “bendecidos” a la gente de Pe Erre… tú sabes, como si Dios odiara al resto del Caribe. Cuando se trata de un virus, nuestros líderes recurren a La Vieja Confiable: “Puerto Rico está lejos de donde ocurre la enfermedad”. Al parecer, esa creencia de que si está lejos no nos va a morder viene por el insularismo… o por la estupidez de estos zánganos que todavía no saben cuán entrelazados estamos los seres humanos.

2. Es bastante posible el impacto del huracán o el virus: luego de que el gobierno tiene que aceptar que la amenaza es real, proceden a hablar sobre el poco riesgo que hay de ser impactados y que la gente no debe alarmarse… obviamente, teniendo el efecto contrario y provocando que la gente entre en histeria.

3. La emergencia ya es inminente: la prensa empieza a meter presión y los líderes políticos comienzan a hablar, o mejor dicho, a soltar la poquita información que tienen, porque en vez de usar el tiempo en informarse esperaron porque Diosito con un chasquido de dedos nos librara de todo mal. El gabinete aparece junto a la gobernadora -todos con raincoat porque esa es su forma de decir que están preparados- y hablan del tema sin ponerse de acuerdo en que diantre tienen que decir. Siempre le piden calma a las personas y vuelven a dejarle a Dios todo en las manos, porque lo último que se pierde es la esperanza.

4. Tenemos la emergencia encima: aquí se forma el corre y corre, nadie sabe nada, se va la luz, se va el agua, el gobierno empieza a pitchar las llamadas de la prensa y cada vez que tienen break le echan la culpa del huracán o virus a la pasada administración. La gente se vuelve al garete buscando gasolina y acabando con todo en los supermercados, y las filas están a ley de un empujón pa’ que se forme el motín. Esto es todos contra todos.

5. Pasa la emergencia: el gobierno agradece a Dios por haber permitido que el daño no fuera “tan grave”, prometen que la luz volverá lo más pronto posible (cosa que se tarda una semana) y prometen que las guias y protocolos para situaciones extremas van a revisarse… algo que obviamente nunca ocurre. El boricua continúa acostumbrándose a un país que está manga por hombro, y los que no se acostumbran se montan en un avión y arrancan de Pe Erre.

Cuando pasan varias semanas de la emergencia, anuncian algún suceso nuevo… y el gobierno vuelve al paso uno.

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