Hubo una época en que ser fan del anime significaba comprometerse con cientos de episodios. Naruto, Bleach, One Piece, Dragon Ball... series que no solo duraban años, sino que se convertían en parte de tu rutina diaria. Pero los tiempos están cambiando, y la tendencia apunta hacia producciones más breves, más intensas, y con cero relleno. ¿Estaremos viviendo el fin del anime de larga duración?
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La nostalgia tiene nombre (y muchos, muchos episodios)
Durante décadas, series como Naruto y One Piece fueron el pan de cada día para los otakus. Con personajes carismáticos, sistemas de poder complejos y mundos extensos, estas historias dieron forma a generaciones enteras. Pero aunque el legado es incuestionable, el modelo ya no está rindiendo frutos igual.
Los problemas son varios: relleno interminable, tramas que se diluyen y nuevos espectadores que simplemente no tienen tiempo (ni ganas) de ponerse al día con 800 episodios. La industria lo notó y respondió con series como Demon Slayer o Jujutsu Kaisen: cortas, intensas y fieles al manga.
Relleno: el villano más temido
Muchos de los animes largos del pasado abusaban del relleno para extender temporadas y seguir facturando mientras el manga avanzaba. El resultado: decenas de episodios que poco o nada aportaban a la historia. Naruto es el ejemplo clásico.
Aunque algunos fans aprendieron a amar el relleno, la mayoría lo evitaba o lo veía como un mal necesario.
Hoy, sin embargo, eso ya no se tolera. Los nuevos animes son adaptaciones mucho más cuidadas, con temporadas bien planeadas y animación de alto nivel. Las historias se cuentan con agilidad y sin desviarse del rumbo. Y eso, para los estudios, también significa mayores beneficios.
El factor “nuevos fans”
El anime explotó en popularidad en todo el mundo, especialmente en Occidente. Celebridades como Megan Thee Stallion y Michael B. Jordan hablan abiertamente de sus series favoritas. Pero esta nueva ola de fans prefiere experiencias más accesibles.
Una serie de 12 o 24 episodios es mucho más digerible que una saga de mil capítulos.
También influye el ambiente dentro del fandom. Las comunidades de animes largos pueden ser intimidantes, y muchas veces poco acogedoras con los nuevos. Desde fans que “miden” la autenticidad de los demás por cuántos episodios vieron, hasta quienes rechazan cualquier crítica a su serie favorita. ¡Así no se suman aliados!
¿El último gran shonen?
My Hero Academia podría ser el último gran anime shonen de larga duración. Con 159 episodios emitidos y más en camino, ha logrado sostener una narrativa coherente y mantener a su base de fans. Pero incluso esta serie ya tiene fecha de caducidad: su manga ha terminado, y la próxima temporada marcará su cierre.
Demon Slayer y Jujutsu Kaisen, aunque exitosísimos, están estructurados para terminar pronto. Boruto, la secuela de Naruto, no ha conseguido captar el interés de nuevas audiencias, y se siente más como una extensión nostálgica que como un éxito independiente.
El futuro: más breve, pero más brillante
Todo apunta a que el modelo de anime largo está quedando atrás. El futuro parece pertenecer a las series bien producidas, con historias cerradas y adaptaciones fieles. Y eso no es necesariamente malo. Los fans ganan calidad, los estudios reducen riesgos, y los nuevos espectadores se sienten más invitados a entrar.
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Eso sí: aunque los animes eternos se estén extinguiendo, su legado perdura. Y siempre podremos volver a ellos... con mucho tiempo libre y una buena playlist de opening nostálgicos.

