El romance de Julia Fox y Kanye West duró lo mismo que un suspiro. Se conocieron en un evento de Año Nuevo y ya para el 14 de febrero todo se había acabado. Ese día, de hecho, el rapero le pidió a su expareja, Kim Kardashian, regresar.
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Era evidente que el intérprete de Donda no había superado a la socialité con la que estuvo ligado emocionalmente desde 2012 y tuvo cuatro hijos. Pero la que no se haya involucrado en estas misiones suicidas, que lance la primera piedra.
Muchas veces las mujeres comenzamos algunas relaciones sentimentales por las razones incorrectas. “Yo lo voy a cambiar”, dicen algunas. “Es infeliz con su pareja”, vociferan otras. “Ya su ex quedó en el pasado”, se ilusionan tantas.
Independientemente de cuáles fueron los motivos que llevaron a la modelo a involucrarse con el multimillonario empresario, nos hace recordar los riesgos que hay de entregarle nuestro cuerpo y corazón a alguien que no está listo.
Las lecciones que nos dejó el breve romance de Julia Fox y Kanye West
Somos más que una moneda de cambio
A una semana de que el amorío terminó, se especula que ambos pactaron darle ‘celos’ a Kardashian. Aseguran que fue una relación transada en donde uno recibió la atención de su ex y la otra, fama y regalos costosos.
Cada quien es libre de tomar sus propias decisiones, pero ciertamente, merecemos una historia de amor real y no ser cosificadas por alguien para conseguir un beneficio particular. En especial, si esto sirve para hacerle daño a otra mujer.
Podríamos hablar de sororidad y de responsabilidad afectiva, pero encima de todo esto, más importante es el amor propio para darnos nuestro lugar, imponer límites y estar en relaciones auténticas donde se nos valora por lo que somos y no por interés.
Los tiempos de los demás, no son los nuestros
De igual manera, tampoco es válido forzar relaciones cuando uno de los dos no está preparado emocionalmente. Cada quien necesita el tiempo y el espacio para cerrar capítulos y acelerar esto, solo traerá un desastre de dimensiones épicas.
Evitemos ilusionarnos o engancharnos con personas que están en una relación o apenas terminándola, pues esto también es una demostración de amor propio para evitarnos sufrir, padecer celos, experimentar inseguridades y quedar en medio de drama.
Merecemos más que alguien experimentando miedo al compromiso, con actitudes confusas o heridas abiertas. Merecemos el mismo amor que estamos dispuestas a dar.