Puerto Rico enfrenta en una revancha de la final del Clásico anterior al peligroso equipo de la República Dominicana para comenzar la segunda ronda de este torneo.
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Pero de aquel Clásico a este, ha llovido bastante. Y aún con las noticias negativas que rodean el ambiente, los boricuas estamos inspirados y confiados en que es posible el campeonato y ser el mejor equipo de béisbol del planeta.
Puerto Rico llega a esta etapa con el recuerdo de que estuvo cerca de tocar el cielo y ganar el Clásico Mundial de Béisbol 2013 pero se quedó corto al final. En aquella ocasión sucumbió ante un asombroso conjunto de República Dominicana que nos propinó una dona 3-0 en la final.
Vienen de jugar en una sede donde prácticamente eran recibidos como locales, pues una gran cantidad de puertorriqueños asistieron a la primera ronda del Clásico, celebrado en el estadio de los Charros en Guadalajara, prácticamente adueñándose de las gradas con música y ruido, esto en parte gracias a la localización de una escuela de medicina en la zona, donde estudian una cantidad considerable de boricuas, así como pasajes aéreos económicos desde San Juan para ver los encuentros.
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Con ese apoyo, la novena boricua adelantó de forma contundente y luciendo cómo se esperaba: de ensueño.
Es el mejor arranque de un equipo puertorriqueño desde la edición del 2009 y aunque en el 2016 llegamos a la final, no habíamos tenido una demostración contundente de poderío ofensivo y defensivo en mucho tiempo en las etapas iniciales de este torneo.
Con la veteranía y liderato de los eternos Yadier Molina, Carlos Beltrán, Ángel Pagán pero con las adiciones de Carlos Correa, Francisco Lindor y Javy Báez, quienes han lucido imponentes en esta primera etapa del torneo.
La admiración que profesa Puerto Rico por Molina y Beltrán está plenamente justificada.
Beltrán está jugando su cuarto Clásico Mundial y en Grandes Ligas tiene una trayectoria de 19 campañas en las que ya fue Novato del Año, con nueve invitaciones al Juego de Estrellas y tres Guantes de Oro.
El toletero, ahora compañero de Correa en Houston, es apenas el quinto jugador en la historia con 400 jonrones y 300 bases robadas.
Molina, de 34 años, ha pasado 13 campañas en las mayores con los Cardenales de San Luis, con quienes ha ganado dos veces la Serie Mundial, además de recibir siete nominaciones al Juego de Estrellas.
Ya Correa, Lindor y Báez, quienes lucieron en la temporada de campeonato de los Cachorros, han asimilado los conocimientos de esos veteranos.
El primer compromiso de Puerto Rico en esta segunda ronda promete ser un clásico, pues enfrentamos a nuestros hermanos de la República Dominicana, quienes nos ganaron en la final de la pasada edición del torneo.