Ayden Owens-Delerme puso a soñar a Puerto Rico con una medalla en el decatlón olímpico a falta de tan solo dos eventos. Fue entonces que el cuerpo lo traicionó y las esperanzas se evaporaron entre la humedad del Stade de France.
PUBLICIDAD
No hay excusas.
“Ha sido un año complicado en general, todo el mundo está lidiando con algo en el decatlón”, subrayó. “Yo simplemente salí a luchar, tratar de sobrevivir, tomando muchos analgésicos y ver si podía completar los 10 eventos”.
Owens-Delerme, nacido en Pensilvania pero orgulloso representante de la “Isla del Encanto”, no se rindió. Nunca lo hace. Inició el segundo día de la prueba ubicado en el segundo lugar, se encontraba a tan sólo 50 puntos del podio a falta de dos eventos, pero no pudo darle a Puerto Rico su primera medalla parisina.
En el lanzamiento de jabalina, el penúltimo evento, se le pudo ver claramente con un gesto de dolor mientras se tomaba el codo derecho luego de su segundo intento. Eso no importa. Owens-Delerme asume la responsabilidad.
“Como decatleta siempre estás lesionado, no conozco a nadie de los que están aquí que no se la pase lesionado”, señaló, y asegura que sus dolores son menores. “Estaba hablando con Zach (Ziemek) y tiene un desgarro en el ligamento medial colateral de la rodilla. Todo el mundo tiene algo, es cuestión de sobrevivencia”.
Sobrevivir para pasar por este dolor una y otra vez. Las que sean necesarias Con 24 años, no quita el dedo del renglón y buscará la gloria olímpica dentro de cuatros años. Serán dolorosos.
PUBLICIDAD
“Hay espacio para crecer, si puedo sobrevivir al entrenamiento, es lo más difícil, viejo”, dijo, finalmente relajándose después de dos días de competencias. “Creo que la gente en realidad no comprende con lo que los decatletas tienen que lidiar.
Son 10 pruebas de máxima exigencia a lo largo de dos días. Cien metros planos, salto de longitud, lanzamiento de bala, salto de altura y 400 metros. Y eso es sólo la primera jornada. El segundo día cierra con 110 con vallas, lanzamiento de disco, salto con pértiga, lanzamiento de jabalina y 1.500 metros.
Pone a su cuerpo por todo eso en dos días en busca de la gloria, de darle a Puerto Rico —lugar de origen de su madre— una satisfacción que sólo se puede dar con dolor.
“Represento a mi gente, esto significa más para mi, más para ellos, para mi familia. Ahí vivo, ahí entreno, ahí está mi alma, y mi corazón. Por eso llevo este nombre”, dijo sujetándose el letrero con el nombre de Puerto Rico.