“Tú sabes que en el circo hay maromeros, y los maromeros hacen peripecias”, murmulla el abuelo en la cocina mientras reflexiona el mensaje de situación del honorable gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló Nevares. “Tú sabes que esos maromeros hacen lo que hacen con el único fin de entretener y, claro, ganarse la vida”, continúa.
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Ricky habla de muchas cosas importantes: de educación, de criminalidad, de economía y de otras vainas ahí que son parte de la orden del día en la cultura política de cualquier país. Pero lo que llama la atención de todas las cosas importantes que dice el líder de la colonia es su habilidad para completar sus trucos.
El gobe no es maromero, que quede claro, pero entretiene. Su barba está más hermosa que nunca, su proyección es impecable y sus fieles seguidores aplauden como focas de Sea World cada vez que el hijo de “El Mesías” les tira un pescaíto partidista.
Vamos bien, según el gobe. Estamos mejor que nunca, de acuerdo con el líder. Vamos por más, asegura. ¿Y quién lo duda? El progreso es evidente en Puerto Rico. Y el que lo ponga en duda, que se cuide.
“Yo no voy a pintar un panorama de que las cosas son perfectas, pero sí, el cambio se está ejecutando. La transformación que el pueblo ha estado pidiendo se ha estado llevando a cabo. Hemos estado mirando fuera de la caja, hemos estado con una mentalidad de cambiar lo que existe. Por eso es que muchas de las propuestas que he hecho al principio tienen resistencia, pero a lo largo el pueblo entiende que son los pasos a tomar”, ¿entienden?
El gobe es un artista y es muy hábil en el trapecio de los sueños. Así que no importa lo que haya dicho en el podio o frente al mejor periodista de Puerto Rico, Rubén Sánchez. Lo que cuenta aquí es que la fe mueve montañas y que seguiremos trabajando juntos por un mejor país.
¡VAMOS POR MÁS! No se olviden de eso. ¡EL FUTURO ES NUESTRO Y VENCEREMOS! Necesarios son los sueños, recuerden. Aunque sean con pajaritos preña’os.
Mauricio Johnson es estadista, fiel a las enseñanzas de Nixon, pero no es PNP. Hijo de madre dominicana y padre de Chicago. Es republicano a muerte y da la vida por el dinero. No es religioso, pero se considera cristiano. Intenta vivir sin beber refresco, gusta comer con cuchara y es fanático del Cano Estremera. Vive en Santurce y sabe que Ignacio Rivera es más Yanqui que Dávila Colón.