¿¡Politiqué!?

¿Por qué y para qué ser senadora?

Se manifiesta en esta ocasión la candidata al Senado por acumulación por el partido Proyecto Dignidad, Joanne M. Rodríguez Veve. ¡¿#Politiqué!?

En contra de la marea, pero a favor del viento, quedó inscrito el nuevo partido político Proyecto Dignidad. Como muchos, cuando sus fundadores anunciaron que comenzaban la titánica gestión de inscribir la colectividad, comencé a seguirle los pasos para ver si su oferta política me resultaría atractiva.

Así, según el tiempo les fue brindando espacio para comunicar cuáles son los principios que guían la ruta del país que quieren reconstruir, me sentí identificada con sus postulados. Sin embargo, sentirme identificada fue insuficiente ante el constante murmullo vociferante de mi conciencia recordándome que queda mucho más por hacer desde la esfera ya poco atractiva, pero necesaria, de las estructuras políticas.

Con la esperanza que genera la vida nueva, aposté al nuevo partido. Pero no lo hice porque fuera nuevo, como si el elemento de novedad garantizara que sería mejor que las alternativas existentes, sino por lo que creen, o, mejor dicho, por lo que creemos.

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Y a eso voy… ¿En qué creemos?

Creemos en colocar al ser humano y a la familia en el centro de la acción política; es decir, en tomar las decisiones que repercutan en mejorar la calidad de vida de las personas, porque no gobernamos un país deshabitado ni las agencias públicas son empresas al servicio de sí mismas. Somos conscientes que el Gobierno existe en función de la gente y que en la medida en que se aleje de este derrotero se asomará el peligro -ya palpable- de ser gobernados por tiranos.

Así pues, tengo como norte la consecución de la justicia social y el bien común, fundamentado en el respeto a la vida -en todo momento y circunstancia- y en el reconocimiento de la dignidad de la persona, tanto en su dimensión individual como colectiva. Sobre estas zapatas impulsaré mi acción legislativa, entre cuyos enfoques destaco los siguientes:

Voy al Senado con paso urgente a robustecer el empresarismo local para impulsar la transición de una economía de consumo a una economía de producción, que nos permita a todos tener una vida digna fruto del trabajo y ser hacedores de nuestro destino como país.

Voy a combatir la corrupción para sacarla de raíz, haré lo que no han querido hacer -y tampoco harán- para combatirla la mayoría de los que nos han gobernado. Le voy a hacer frente con la fuerza de la honestidad y con audacia legislativa para que ningún corrupto quede impune y para ahuyentar a los que tengan intenciones de ir al Gobierno no solo a robarnos los recursos, sino también nuestras posibilidades de progreso y la confianza en las instituciones públicas.

Voy a defender la libertad de conciencia, religión y expresión como derechos humanos fundamentales y elementos esenciales para el sostenimiento de la democracia y la paz social. Además, lo haré con la convicción de que el verdadero respeto a la diversidad incluye reconocer el derecho del otro a pensar distinto a uno. Por esto, rechazaré que, a través de las estructuras del Gobierno, se le imponga a todo el mundo las ideas de la ideología de género; respeto al que decida crear en ellas, pero también respeto al que decida no creerlas.

Voy al Senado a impulsar el aumento y la diversificación de la producción agrícola, no solo como actividad para el crecimiento económico, sino, sobre todo, como imperativo para encaminarnos hacia la seguridad alimentaria. También impulsaré la extensión de la infraestructura digital para que todos tengamos acceso a la tecnología y al ciberespacio, y procuraré movernos hacia un Gobierno digital que nos permita hacer la mayoría de las gestiones ciudadanas en línea; porque tu tiempo vale y la ineficiencia cuesta.

Voy con estos y otros enfoques legislativos -sobre los que abordaré en escritos futuros- a cultivar una cultura de encuentro, donde todos los actores de la sociedad podamos participar en un clima de respeto y civilidad. Creo que las diferencias sociales no tienen por qué ser razón para la discordia y el ataque despiadado, si vemos en el conflicto y en la discrepancia una oportunidad para el diálogo que nos permita construir puentes en favor del bien común.

En fin, trabajaré para ayudar a transformar a Puerto Rico en un País de vida, de familia y de verdadero respeto al pluralismo social. Lo haré junto con un equipo de futuros servidores públicos desprendidos y auténticamente preocupados por el bienestar de los demás.

Por el presente y por el futuro, en noviembre, ¡vota diferente!

La autora es candidata al Senado por acumulación por el partido Proyecto Dignidad. Es parte del grupo original de columnistas de ¡¿Politiqué?!, la sección de debate político en El Calce.  

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