Contexto

No habrán monumentos, parques, aceras ni fuentes con el nombre de Fidel en Cuba

Raúl Castro y gobierno de Cuba le cumplirán un último deseo a Fidel Castro: Prohibir que monumentos y lugares lleven el nombre de Fidel.

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Según ha declarado el líder del gobierno revolucionario, se radicará un proyecto de ley a esos fines. “Él rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida”, declaró su hermano Raúl Castro durante el homenaje realizado en Santiago de Cuba.

“En correspondencia con la determinación del compañero Fidel, presentaremos al próximo período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular las propuestas legislativas requeridas para que prevalezca su voluntad”, añadió el actual jefe de Estado cubano. Fidel siempre se opuso a que “su nombre y su figura fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos”, explicó.

Para Georgina Castellanos, una santiaguera de 51 años “Fidel Castro fue siempre un hombre austero y sencillo. Su decisión lo pinta”. Además añadió: “A mí me hubiera gustado que una calle importante o un lugar histórico llevara su nombre, pero hay que respetarlo”.

Contra la idolatría

Una de las primeras leyes de la Revolución Cubana -que asumió el poder en 1959- fue la de prohibir los homenajes en vida a los líderes de la revolución. En 1966, Fidel lo ratificaba en uno de sus discursos: “En nuestro país nos cabe a los dirigentes revolucionarios la honra de haber establecido un precedente único hasta hoy, que fue una ley de la Revolución, una de las primeras leyes de la Revolución, estableciendo la prohibición de ponerle el nombre de ningún dirigente vivo a ninguna calle, a ninguna ciudad, a ningún pueblo, a ninguna fábrica, a ninguna granja”. Y añadía: “Prohibiendo hacer estatuas de los dirigentes vivos; prohibiendo algo más: las fotografías oficiales en las oficinas administrativas. Le cabe a esta Revolución ese honor“.

Sin embargo, esta prohibición no afectaba a los homenajes a quienes, en palabras de Fidel, “ya rindieron su vida por la causa”. Así, hoy día se pueden ver en la Plaza de la Revolución de La Habana el mausoleo a José Martí o las caras de Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara. Es por eso que el anuncio de Raúl Castro cobra más trascendencia, ya que se necesita una nueva ley para que -cumpliendo el deseo de Fidel- no se erijan monumentos en su honor.

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