Vanessa Bryant tomó la mano de Michael Jordan y descendió del escenario. Un grito muy reconocido se escuchó en la arena mientras la viuda de Kobe Bryant regresaba a su lugar.
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″¡Kobe, Kobe, Kobe!”, gritaron los asistentes.
De ese modo, Bryant quedó entronizado, oficial y finalmente, como integrante del Salón de la Fama y Museo Naismith del Basquetbol.
Kobe Bryant es miembro, junto a sus contemporáneos Tim Duncan y Kevin Garnett, quienes lideraron un grupo de nueve cuya exaltación debió esperar mucho para la ceremonia del sábado —más de un año después de que se anunció la generación del 2020.
“En este momento estoy segura de que él se está riendo en el cielo, debido a que lo voy a elogiar en público”, dijo Vanessa.
Y lo hizo. Con un vestido morado como uno de los colores tradicionales de Los Lakers de Los Ángeles, Bryant puso fin a la noche con un mensaje que no pudo dar su esposo.
“Nunca habrá nadie como Kobe”, advirtió Vanessa Bryant. “Kobe era único. Era especial. Era humilde fuera de la cancha, pero más grande que la vida”.
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A Bryant, Duncan y Garnett se le unieron la entrenadora tres veces campeona de la NCAA Kim Mulkley; el coach dos veces campeón de la NBA Rudy Tomjanovich; la cuatro veces medallista de oro olímpica Tamika Catchings; el tres veces entrenador en el Final Four Eddie Sutton; Barbara Stevens, quien ganó 1.000 partidos; así como el secretario general de la FIBA Patrick Baumann.
“Te aprecio”, dijo Garnett a Duncan desde el estrado. “Es un honor entrar al Salón contigo, hermano. Tu y Kobe”.
Duncan se mantuvo fiel a sí mismo, modesto y humilde en un día en el que su entrenador de los Spurs Gregg Popovich se perdió un partido para estar en la ceremonia.
“Esto es lo más nervioso que he estado en mi vida”, inició Duncan su mensaje. “He estado en Finales, séptimos partidos, esto es oficialmente lo más nervioso que he estado en mi vida. He dado de vueltas en la habitación todo el día, entonces veamos qué pasa”.
Y como lo hacía en la cancha, se encargó de que todo saliera bien.
Los otros mensajes no decepcionaron.
“El baloncesto me eligió, una chica torpe, espigada, poco femenina, introvertida, que nació con una discapacidad y un impedimento de habla y con un deseo de superar los obstáculos, de soñar en grande y cambiar al mundo”, dijo Catchings.
Mulkey habló de sus raíces, de venir de un pequeño pueblo en Luisiana y entrar al Salón de la Fama. Se maravilló ante el hecho de que fue presentada por Jordan, que tuvo el mismo rol con Bryant.
“Michael, me siento completamente honrada”, dijo.
La totalidad de logros de esta generación es increíble.
Bryant, Garnett, Duncan y Catchings suman 58 selecciones al Juego de Estrellas. Mulkey, Tomjanovich, Sutton y Stevens suman más de 3.000 triunfos como entrenadores. Baumann es largamente reconocido por sus esfuerzos en añadir al baloncesto 3×3 al programa olímpico.
Bryant no fue el único que ingresó de manera póstuma. Sutton y Baumann lo acompañan. El hijo de Sutton, Sean Sutton dio un mensaje grabado en nombre de su padre; el hijo de Baumann, Paul y su hija Bianca, hicieron lo mismo por su padre.