Mire usted cómo es la vida cuando el paladar criollo es criado con valor y sacrificio.
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Cada vez que preparaban el huevito en polvo para el revoltillo del desayuno y la jamonilla disparabas chispas tras chocar con la plancha candente, había una niñita que sonreía en la University Garden High School (así dice su página de Wikipedia).
Y es que, de pequeña, nuestra Comisionada Residente en Washington, Jennifer ’J-Go’ González disfrutaba en demasía de la comida del comedor escolar, donde, según Manolete, que vive cerca, “servían un arroz guisado con habichuelas, carne guisada y puré de manzana de ensueño”.
Pero, sobre todo, J-Go conoce el valor de lo que es el comedor escolar, pues la realidad en Puerto Rico es que si no existiese hay niños y niñas que no probarían un bocado durante todo el día. En esta colonia hay mucha pobreza gente, eso sin contar los problemas que se viven en los núcleos de la familia puertorriqueña.
Por eso no debe sorprender que la Comisionada, producto de la escuela pública, alce su voz. Esto para muches niñes en Puertorro significa comer o no comer.