Contexto

¡Gol de cariño! Distancia que hace más fuerte el amor de madre

El Calce conversó con Alejandro Silvestrini, futbolista juvenil puertorriqueño, y con su madre

Ya lo dijo Maradona: “Mi madre piensa que soy el mejor. Y crecí para siempre creer lo que mi madre me decía”. Así mismito es, Diego. A esto agreguémosle un corito que se escucha en las iglesias católicas durante esta época: “Una madre no se cansa de esperar”.

Es que el fútbol es el espejo de la vida misma. Por eso, en pleno mayo pandémico, a días de un domingo de Madres, las respuestas sobre su hijo Alejandro no le salen tan fácil a Dianelsie Guzmán. Si la cosa fuese distinta y el enfoque fuese lo grandes triunfos de su retoño, un fenomenal rayito de esperanza en el fútbol borincano, pues quizá la alegría estuviese a flor de piel.

“Chico, no me preguntes ahora. No lo veo desde diciembre, y eso fue unos pocos diítas ahí… Yo tenía pasaje para llegar el domingo y me lo cancelaron”, dijo al inquirírsele sobre su hijo, Alejandro Silvestrini Guzmán, quien hasta diciembre pasado figuró como titular en una de las plantillas divisionales del club Banfield en la Liga de Desarrollo Metropolitana de Buenos Aires, en Argentina.

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“Me voy a echar a llorar”, dijo Dianelsie, desde San Juan, antes de pedir espacio para finalizar unas gestiones que hacía en la otra línea con el banco, pues la sorprendimos con la llamada.

Más adelante, seguiría hablando con El Calce y, como parte de un regalo sorpresa de Madres, con su hijo Alejandro, video que puedes ver en la versión web de esta nota.

“Con mami no comparto hace mucho”, dijo Alejandro desde la localidad de Esteban Echevarría, en las afueras de Buenos Aires, subrayando que la tecnología por nada compensa la presencia física de una madre.

Precisamente, se suponía que este Día de las Madres saliera Dianelsie hacia Buenos Aires a ver a su hijo y a su esposo, “pero por esto del coronavirus me lo cancelaron, ha sido horrible”.

Ella espera ir en los próximos meses, según logre disiparse la pandemia. Con su hijo habla todos los días por teléfono, “pero no es lo mismo, porque lo que quiero es besarlo y abrazarlo”.

“Todo esto me da una ansiedad que se me corta la respiración”, suspira Dianelsie, antes de explicar el dilema que enfrenta para llegar a Argentina debido a la crisis mundial por el Covid-19.

“Me iba con American Airlines pero me cancelaron el viaje por la pandemia porque Argentina, que es mi destino final,  donde están mi esposo y mi hijo, pues ese aeropuerto esta cerrado y American Airlines no tiene permiso para aterrizar. Estamos buscando uno de los vuelos humanitarios, en los que  Argentina trae de regreso a sus ciudadanos nacionales y atiende otros casos especiales, para así llegar allá”, expresó un tanto afligida la madre de Alejandro.

A finales de septiembre de 2019, la madre regresó a Borinquen y Alejandro se quedó con su padre en Argentina. El joven regresó a Puerto Rico en diciembre, pues tenía unos compromisos con la preselección U-15 y debía viajar a Bolivia para varios fogueos amistosos con equipos de ese país, de Perú y de Paraguay.

“De 15 días solo estuvo como cuatro conmigo, esa interacción de madre a hijo, de llevarlo a sitios, de añoñarlo, casi no estuvo ahí”, señaló Dianelsie.

El episodio de la pandemia cancelándole el vuelo a Dianelsie, no obstante, es apenas uno de muchos obstáculos que debe sobrevenir esta familia futbolera.

“Cosa del fútbol”, la distancia, la pandemia, el amor de madre…

“Cosas del fútbol”, se le escapa a Alejandro, antes de comenzar a narrar cómo casi se queda varado en el limbo futbolero, al ser dejado en libertad por el Banfield en diciembre pasado. Según narra, por no ser un jugador nacional dentro la Asociación de Fútbol Argentina (AFA), su espacio en el Banfield se vio comprometido, aún cuando en la filial de Novena División figuró todo el año en el plantel inicial y acabó la campaña con cuatro goles y cinco asistencias ante la crema del fútbol argentino de su edad.

Otto Silvestrini, padre de Alejandro y esposo de Danelsie, se encuentra con el adolescente en Buenos Aires, dónde, según narraron, han vivido una infinidad “de experiencias con la vida y con el fútbol”.

“Lo que nos pasó en Banfield fue que el espacio de extranjero que tenía Alejandro lo pasaron a Primera División, para que fuese usado ahí y traer un extranjero para competir”, expresó Otto, aludiendo a cómo el espacio de su hijo pasó a ser usado ahora en la máxima competición de la Liga de Desarrollo Metropolitana AMFI de Buenos Aires.

“Fue bien fuerte para nosotros pero todo tiene un fin, hay un ángel que lo protege ahora con unas expectativas mayores”, articuló Otto.

Según dijo, esta nueva esperanza llega en el rojo y blanco de Argentino Juniors, equipo que, a través de un acuerdo con el Club Deportivo Español de la propia Liga de Desarrollo Metropolitana, intenta conseguirle algún tipo de residencia deportiva para ayudar su caso.

Dentro de todo este aguacero de goles, incertidumbre y sentimientos, existe un manto de sosiego que se llama familia que no deja de arropar a Alejandro, Dianelsie y Otto. El joven cumple 15 años el 26 de junio y mamá aún no sabe si para ese momento podrá estar allá, “pero yo confío en Dios que las cosas mejorarán y que pronto podré verlo”.

“¡Sabrás que él tenía el pelo largo y se lo recortó! Ese momento yo no estaba con él”, recuerda mamá.

“¡Se molestó mucho!”, agregó entre risas Alejandro.

“Me enojé pero dije, contra, ya hay que darle un poquito de alas, un poquitito, no mucho”, sonríe Dianelsie.

Toda la familia sabe “que esto es algo que hay que coger día a día”.

“Arroz con habichuelas y churrasco”, se ríe mientras tanto el pibe diez boricua de esta historia cuando le preguntamos qué es lo primero que quiere que su mamá le cocine cuando lo vuelva a ver.

“Mami, papi y yo te amamos mucho y estamos locos por volver a verte”, agrega el que ya no es tan nene.

“Gracias, mi amor”, le responde. “Todas las madres tienen que saber que el mejor regalo es tener a su hijo cerca. Es rico ser madre. Es rico ser la madre de Alejandra”.

“Y es rico ser tu hijo. Bendición, mami, te quiero mucho”, le dice Alejandro.

“Dios te bendiga, hijo. Te amo”, responde Dianelsie.

Goleada de amor. En tu cara, coronavirus.

El Calce sorprendió a Dianelsie con una llamada de Alejandro:

 

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