Contexto

Cuba busca cambiar su Constitución, marcada por el comunismo

Cuando en 1976 se aprobó la constitución de Cuba, la Unión Soviética era el faro del comunismo mundial. Los cubanos no podían tener pequeños comercios como cafeterías o restaurantes, rentar sus casas a extranjeros o contratar empleados para sus pequeñas industrias y los homosexuales se ocultaban. Aquella carta magna impulsaba la solidaridad entre los países socialistas y condenaba explícitamente al imperialismo.

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A lo largo de los últimos diez años y a contracorriente de esa Constitución, se configuró un país diferente: se abrieron las puertas a una incipiente iniciativa privada y al mercado de bienes raíces al tiempo que miles de personas ostentan orgullosas su doble ciudadanía –prohibida por la carta magna– y los derechos de la comunidad gay están en franco avance.

A la luz de estos acontecimientos el gobierno cubano y los diputados trabajan en la modificación de la ley fundamental para ponerla en sincronía con los nuevos tiempos y el Consejo de Estado convocó el lunes a una sesión especial de la Asamblea del Poder Popular, el Parlamento, para comenzar los trabajos para una reforma.

La breve nota oficial indicó que en la sesión prevista para el sábado se aprobará una comisión de legisladores “encargada de elaborar y presentar el proyecto de Constitución de la República”.

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Aunque aún no se cuenta con un borrador, ya se sabe algo de su contenido: por ejemplo, se reconocería la pequeña propiedad privada, se acortaría el mandato del presidente y se pondría un límite de edad para ejercer algunos cargos al tiempo que activistas buscan lograr el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo.

En abril, Raúl Castro usó varios minutos de su discurso de despedida después de más de una década en el poder para defender la necesidad de una reforma constitucional, una iniciativa que le tocará llevar adelante al nuevo mandatario Miguel Díaz-Canel y podría servir tanto para legitimar su espacio político como para impulsar un poder menos monolítico.

Los anhelos por reformar la Constitución no solo vienen del ámbito oficial.

“Cuba necesita cambiar su Constitución porque nuestra sociedad se ha transformado radicalmente en los últimos años, porque esa sociedad se ha ido haciendo trasnacional, porque las formas de propiedad se han diversificado, porque han nacido nuevo actores sociales”, dijo a The Associated Press el politólogo Lenier González, uno de los directores del proyecto Cuba Posible que reúne a pensadores que no siempre comulgan con el gobierno.

Esta opinión la comparten incluso expertos cubanos que viven el extranjero.

“La nueva carta magna deberá reflejar de algún modo ese cambio”, agregó a la AP el historiador cubano residente en México, Rafael Rojas.

De acuerdo a lo que han adelantado las autoridades, medios estatales y funcionarios del Partido Comunista de Cuba (PCC) no se esperan modificaciones radicales como el pluripartidismo o el abandono de las consignas socialistas.

Según expresaron Castro y documentos del PCC sí se pondría límite a los mandatos del presidente y vicepresidente del Consejo de Estado a dos periodos de cinco años y se limitaría la edad para comenzar a ejercerlos en dirección contraria a la experiencia de Fidel y Raúl Castro, quienes se reeligieron una y otra vez hasta ser octogenarios.

El PCC también informó que se esperan reformas en la Asamblea del Poder Popular y su funcionamiento, lo que podría significar un legislativo que reduzca en varios cientos el número de sus diputados –605 actualmente– y se profesionalice, dado que ahora los representantes se reúnen solo dos veces al año, no tienen un sueldo por esa actividad y mantienen sus trabajos habituales.

Además, en concordancia con las reformas económicas de los últimos años que permiten una pequeña iniciativa privada, se ampliarían los artículos sobre la propiedad que hoy solo es “estatal socialista” para dar cabida a las cooperativas no agropecuarias y las pequeñas y medianas empresas.

Asimismo está pendiente una mayor inclusión en el apartado sobre ciudadanía que hasta ahora reconoce una sola, obligando a las personas a renunciar a cualquier otra, cuando en la práctica miles ostentan pasaportes españoles -en especial los hijos y nietos de inmigrantes- o estadounidenses.

En las últimas semanas la diputada Mariela Castro, hija del exmandatario Raúl Castro y directora del Centro de Educación Sexual, informó que impulsará la reforma de los artículos sobre el matrimonio -la Constitución establece que es la unión entre un hombre y una mujer- para lograr la unión igualitaria y ampliar los derechos de la comunidad gay.

En esta imagen de archivo, tomada el 20 de diciembre de 2014, trabajadores esperan la llegada de clientes a sus puestos de comida en un mercado estatal en La Habana, Cuba. El salario estatal medio es de 31 dólares al mes, tan bajo que algunos trabajadores viven de bienes robados y remesas enviadas por familiares en el extranjero. (AP Foto/Desmond Boylan, archivo)

La carta magna tiene, según los expertos, un fuerte espíritu estalinista que empodera al Estado y no menciona las palabras “derechos humanos” aunque garantiza beneficios que efectivamente se cumplen como la salud y educación gratuita. Y, aunque no prohíbe explícitamente el pluripartidismo, le da preminencia absoluta al PCC.

“Es una Constitución histórica, la única que queda en nuestro hemisferio del socialismo real”, dijo a AP el jurista y profesor de la Universidad de La Habana, Julio Antonio Fernández Estrada. “Tiene más de 40 años… sigue hablando de cosas que ya no existen en el mundo, como la formación del ciudadano para el comunismo”.

Para Fernández Estrada la reforma además debería incluir mecanismos que la hagan útil para el pueblo como la creación de un Tribunal Constitucional que ventile las violaciones a la misma, una Defensoría del Pueblo a la que las personas puedan acudir y herramientas que faciliten la aprobación de leyes ahora inexistentes como la de culto o del derecho a la información y de prensa.

La reforma de la Constitución podría ser un elemento político importante para la gestión de Díaz-Canel, aseguraron los expertos.

Omara Garcia/Courtesy of AIN/Handout via REUTERSATTENTION EDITORS – THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY. EDITORIAL USE ONLY. TPX IMAGES OF THE DAY – RTX2AOU5

“Buena parte de la valoración del nuevo Consejo de Estado y de Ministros, encabezado por Miguel Díaz-Canel, dependerá de la profundidad que le otorgue al cambio constitucional”, expresó el politólogo Rojas. “Puede servir para hacer más parecido el país legal al país real, pero también para avanzar en la conexión del orden constitucional cubano con los paradigmas más avanzados en materia de derechos civiles y políticos… como los que promueven organismos internacionales como la ONU o la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)”.

En la misma dirección, el politólogo González indicó que la reforma contribuiría a la legitimidad de Díaz-Canel, un ingeniero de 58 años que no pertenece a la llamada generación histórica encabezada por Fidel y Raúl Castro.

Según varios expertos consultados por AP, la reforma y su posterior referendo -anticipado por Díaz-Canel- será una oportunidad de reflexión para la sociedad cubana.

“Podría ser la contienda política más importante de los últimos años en Cuba, porque va a haber un debate social importante”, reflexionó Fernández. “¿Vas a vivir en qué tipo de sociedad?”.

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