Comentario

Arzobispo de San Juan envió mensaje de amor y paz de cara al 1 de mayo

Invita a los sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos y al pueblo santo de Dios a orar por los trabajadores.

El arzobispo de San Juan, Mons. Roberto González Nieves, aprovechó para reflexionar el escenario de cara a las manifestaciones del 1 de mayo y aquí en El Calce compratimos contigo, fiel creyente de Cristo, este gran mensaje de amor y paz.

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Como en años anteriores, diversos sindicatos, grupos comunitarios y partidos políticos han organizado manifestaciones, marchas y diversas expresiones públicas para el día de mañana, 1 de mayo, cuando se conmemora el día internacional de los trabajadores.

En Puerto Rico hay muchas razones para reflexionar sobre las situaciones laborales de nuestros trabajadores. Tanto los empleados del gobierno, como de la empresa privada y de las organizaciones sin fines de lucro hemos sido víctimas de una economía que mata, que ahoga, que explota en muchas ocasiones.

No solo el desempleo, sino las condiciones mismas de los que tienen empleos necesitan ser reflexionadas como pueblo, y ser dialogadas buscando siempre el bien común. Creo que la situación de los obreros y obreras también requiere algo más que una manifestación cada primero de mayo, requiere un sostenido análisis y diálogo, pues como sabemos las situaciones económicas de Puerto Rico están cambiando, la salud fiscal del estado está deteriorado, enfrentamos una deuda pública insostenible que hay que pagar parte de ella, además, tenemos un ente de supervisión federal que tiene la autoridad en ley para dictar pautas sobre el presupuesto del gobierno, el gasto público e incluso, beneficios de empleados. Bajo ese escenario, la lucha de los obreros y obreras tanto como las acciones del gobierno deben buscar nuevas avenidas de diálogo, de entendimiento, pensando siembre en la realidad económica de Puerto Rico, en la razonabilidad de los reclamos y en la transparencia gubernamental.

No más otro 1 de mayo violento

Es muy triste recordar las imágenes y las fotos de los actos de violencia que ocurrieron luego de finalizadas las protestas del 1 de mayo de 2018 y 2017. Destruir propiedades, lanzar piedras a personas y a policías, nunca deben ser expresiones públicas de protesta. Esas imágenes violentas afectan cualquier éxito de las manifestaciones mismas.

De igual manera, el uso excesivo, injustificado, desproporcional de la fuerza policiaca
no deben ser la forma en que se cumple con el deber de proteger vidas y propiedades.

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Hace un llamado a

  1. Vencer la tentación de incurrir en insultos por parte de algunos manifestantes o infiltrados.
  2. A vencer la tentación del vandalismo o del obstruccionismo de vías públicas, hospitales aeropuertos;
  3. A vencer la tentación de la cultura del lanzamiento de piedras, de las capuchas, del gas pimienta, del macaneo, de los empujones;
  4. Vencer la tentación de agredir a periodistas, camarógrafos, comerciantes y personas inocentes;
  5. A vencer la tentación de la confrontación, de pensar que una manifestación es un acto contra el gobierno o de que la presencia de los policías es un acto de intimidación contra los manifestantes;
  6. Vencer la tentación de tener un sindicalismo más dado al partidismo político que a las causas de los trabajadores. Ni las iglesias, ni los sindicatos, debemos responder a partidos políticos porque perdemos nuestra independencia en el actuar.
  7. Vencer la tentación de aprovecharse de las causas de los trabajadores para el oportunismo político;
  8. Vencer la tentación de ignorar el reclamo de los trabajadores debido a una escasa participación, a actos de violencias o la diferencia de criterios entre ellos.

Durante las emergencias y la crisis de los pasados huracanes Irma y María palpamos a un cuerpo policíaco amigo, hermano, sensible, caritativo, gentil. Que ese sea el mismo rostro que veamos en ellos y el que ellos demuestren. Nuestros policías son nuestros hermanos y hermanas y ellos deben resistir a la tentación de uso de una violencia injustificada.

Aquí no se trata de una manifestación de puertorriqueños contra puertorriqueños, sino de una expresión de un pueblo a un gobierno, a una Junta para que escuche sus reclamos, los evalúe, los atienda dentro de las posibilidades presupuestarias y actúe siempre lo más justo posible.

Debemos reconocer que el gobierno ha sido firme en defender los empleos y los retiros, aunque en otras áreas reconocemos que se han afectado beneficios a empleados, pero no hay nada que el diálogo y la buena fe puedan solucionar.

Una Iglesia cercana

La Iglesia tiene una Doctrina Social que vela porque los principios de la justicia, la paz, la igualdad y los derechos naturales e inalienables iluminen las relaciones entre el gobierno y sus constituyentes, entre las naciones del mundo y entre los individuos.

Fundamentados en esta doctrina social urgimos por una expresión de pueblo pacífica, libre de intimidación, libre de violencia y ajena de todo tipo de vandalismo; urgimos al gobierno que asuma un rol protector, garantice los derechos humanos, constitucionales y estatutarios de los trabajadores a expresarse ordenada y pacíficamente.

Por último, invito a los sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos y al pueblo santo de Dios a
orar por nuestros trabajadores, por sus derechos, a orar por unas manifestaciones pacíficas.
Que el Señor les bendiga y les proteja siempre. Amén

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