El pasado mes, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca envió un bochornoso mail a los miembros del grupo, con el objetivo de advertirles que tomar cosas del Air Force One, el avión del presidente de Estados Unidos, estaba prohibido.
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La reacción de la Asociación de Corresponsales vino después de que un inventario al avión presidencial en un viaje a la costa oeste de EEUU, en febrero, diera cuenta de varios artículos perdidos, como fundas de almohadas con el escudo del país, vasos, platos y otras piezas de vajilla.
La información fue publicada por Politico, y recordaba que la tripulación del Air Force One suele regalarles a los periodistas que viajan a bordo una caja con chocolates M&M que tiene un diseño especial y así puedan conservarlo como souvenir.
Según la misma publicación, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca ofreció a los periodistas realizar una “devolución silenciosa” de esos artículos, pero de acuerdo a lo que consigna TMZ, solo un reportero hizo caso al llamado.
Air Force One: la Casa Blanca en el cielo
El avión que transporta al presidente de Estados Unidos es un Boeing 747-200B, de tres niveles, con 370 metros cuadrados de espacio interior, que permite tener un salón de conferencias, una suite para el mandatario, varias oficinas para asesores, médicos y personal de seguridad y dos galerías donde pueden comer 100 personas.
Por algo le llaman el “Salón Oval volador”.
Además, tiene un gran rango de autonomía y se puede recargar combustible en el aire.
La Casa Blanca firmó con Boeing para renovar la flota con dos nuevos aviones 747-8, que deberían estar disponibles en tres años más.
De todas maneras el gobierno de Estados Unidos mira también al largo plazo, y por eso en 2020 firmó contratos con las empresas Exosonic, Hermeus y Boom con fin de comenzar el desarrollo que pueda convertir al Air Force One en un avión supersónico.