Un hombre de 50 años se metió un botella de agua por su trasero (bien finos que somos) y no le dijo nada a su esposa por miedo a ella.
Después, el fresco se empezó a quejar de dolores de barriga y dejó de comer. (Claoooo)
Según el New York Post, el hombre no le dijo nada a nadie por “vergüenza”. (Tranquilo que nosotros también sintiéramos lo mismo)
El hombre se había insertado al botella de abajo hacia arriba pa’ que fuera fácil coger la tapita pa’ sacársela, pero la botella se había metido en el intestino grande y que quedó calla’o.
Los doctores lograron operarlo en el Hospital Imam Khomeini en Irán y todo salió bien.
Moraleja: Si se meten cosas por el trasero, díganlo a sus esposas.