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Peleas de gallos: una práctica atada a la realidad sociológica del país

Para el psicólogo deportivo, Fernando Aybar, el fenómeno de las peleas de gallos no puede ser entendido como una disciplina deportiva. De acuerdo con el profesor del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP), esto es un asunto sociológico y cultural. “Creo que el punto de partida es entender que antes del abordaje a los deportes contemporáneos y modernos que conocemos, en el caso de Puerto Rico las peleas de gallos eran uno de los “juegos” tradicionales, utilizados como una respuesta a lo que en parte era el contexto de vida y el modus operandi del puertorriqueño que vivía ligado a la naturaleza, a la agricultura y a los animales. Viéndolo desde el punto de vista sociológico, hay que reconocer que los deportes y los juegos no están ajenos a manifestaciones económicas, políticas y sociales que, a fin de cuentas, le dan forma a la cultura”, señaló el académico. En ese sentido, Aybar se expresó en contra del reconocimiento de las peleas de gallos como una práctica justificada, pues a su modo de ver una modalidad que se pretende deportiva no puede estar sostenida en el sufrimiento y el sometimiento de los animales. Por otra parte, el docente manifestó que –igualmente– repudia el hecho de que sea el Congreso de los Estados Unidos quienes pretendan imponer la prohibición. Para el profesor Aybar, poner punto final a las peleas de gallos es un asunto que le corresponde a la sociedad puertorriqueña. “Desde el punto de vista más cultural y nacional, en defensa de lo que es nuestra idiosincracia, pues tengo que posicionarme en contra de que sea el gobierno de Estados Unidos el que nos regule. Esto tiene que ser una decisión del pueblo de Puerto Rico, porque son actividades culturales, arraigadas a lo que es la identidad del puertorriqueño. Y no es que el puertorriqueño sea violento, pero en el contexto en el que se desarrolló la tradición el animal no solamente fue definido como fuente de comida, sino también como un acompañante que genera un apego particular. Estos galleros aman esos gallos como si fueran sus hijos y los echan a pelear como muchas familias pobres echan a pelear a sus hijos en el boxeo. Y eso hay que entenderlo”, sentenció.

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